Una vez que al llamado del Plan de San Luis, estalló la Revolución Mexicana, pocos meses pasaron para que iniciaran los desencuentros entre los principales líderes revolucionarios. Emiliano Zapata, quien se había encargado de la insurrección en el estado sureño de Morelos, rompió con Francisco I. Madero, a quien acusó de traición a los ideales agrarios, y bajo la proclama del Plan de Ayala se levantó en armas contra él.
El plan fue redactado principalmente por Emiliano Zapata y Otilio Montaño, y fechado el 28 de noviembre de 1911 en Ayala, Morelos, aunque para esa fecha, estos personajes se encontraban perseguidos en la comunidad de Ayoxuxtla, en Puebla.
El documento, con el lema “Reforma, Libertad, Justicia y Ley”, acusaba al presidente Madero de haber violado los sagrados principios que juró defender bajo el lema de "Sufragio Efectivo, No Reelección", ultrajando la fe, la causa, la justicia y las libertades del pueblo; de buscar la satisfacción de sus ambiciones personales; de haber impuesto en la vicepresidencia a José María Pino Suárez; de violar el inmortal Código de 1857; y de haber intentado establecer una dictadura más oprobiosa que la de Porfirio Díaz.
El plan tuvo dos planteamientos centrales: desconocer a Madero como jefe de la Revolución y presidente de la República, nombrando en su lugar a Pascual Orozco, y de no aceptar éste, el nombramiento del propio Zapata; y además, la restitución de las tierras que habían sido usurpadas a los pueblos durante el Porfiriato, mismas que tenían que ser devueltas a sus dueños originales, si era necesario, a través de las armas.
Fue publicado el 15 de diciembre en el periódico Diario del Hogar, y fue a lo largo de toda la lucha revolucionaria, plataforma de un vasto programa político.
En 1913, cuando Victoriano Huerta asumió el poder, tras un golpe de Estado y el asesinato de Madero, Zapata hizo reformas al Plan, ahora desconociendo a Huerta como presidente.
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